Del rosa al amarillo
Derrotando al despertar
en esta noche de oscura vida,
en que vienes, expones y enciendes la
bestia.
Entre vapores que dominan al valor de
un mundo Inútil
ante el gozo ondulante del roce,
vencido por la carne.
El diablo está en mí, crece, inflama
y estalla,
en generosa miasma juvenil,
amantes, amados en el abrazo.
Te conozco y miro desde la cama,
como por entre los visillos de la
ventana
la luz se cuela en cambiantes haces
que pretenciosos, engañan con textura
mística
al envejecido pecado.
Perdida la ternura, el ímpetu,
ya solo,
dominado el corazón por el tiempo,
te amo sin fuego, habiéndote
conocido.
Te hecho tanto de menos,
Amor.
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