Ser pobre
Ser pobre
Es lunes y llueve.
Tras los cristales,
tedioso
se para el tiempo.
Sentada a la mesa
llena de notas,
facturas y papeles
que ya no leo, que ya
he visto,
que indecisa no los
tiro,
por si acaso,
por si hacen falta.
Enciendo un
cigarrillo repasando la alacena.
cajón de cebollas,
bendita patata,
la harina, pan
rallado, sal, laurel, pastillas de caldo
garrafa de aceite, chorizo,
puerros…
Me distrae el ruido
del quicio,
cuando Él abre la puerta,
viene de renovar en
Lanbide
con la camisa que
planché ayer,
que la luce por si
acaso, por si hay suerte.
Delatado por el borde
morado de su comisura,
dice que se ha
entretenido.
No se lo reprocho, ha
sido un hombre decente
desde que le conozco
y mientras le quise.
Ahora nos queda la
ascua del respeto y la costumbre.
Preparo la salsa de
tomate con carne y
añado los macarrones
al agua hirviendo
que Él comerá con mis
hijos, entre quejas
por la comida que ya
ayer repetí.
Mientras, recojo el
pan que nos hará a los dos la sopa de esta noche.
¿Quién iba a decir
que no querría nietos?
Dios ¡qué no haría
por tenerlos!
¡Puta vida!!
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