Respiro el aire que dejas
Respiro el aire que dejas
Respiro el aire que dejas,
piso la calle que andas,
tiemblo al halo de tu paso si me miras.
Prisionero en tu presencia,
en tu ausencia no vivo.
No confundo con grilletes tu sobrio contacto.
Ni obsesivo, devoto y creyente, me trastorna.
¿Cómo simulo tu ausencia,
libertad?
¿Cómo humilla la deslealtad al apego, al trato,
a la fraternidad?
¿Cómo lo inicuo, injusto y abusivo solivianta
a la igualdad?
Te necesito compañero.
No ha pasado nuestro tiempo,
La bestia renace
y si alguien en su vanidad
no se recuerda joven, inmaduro y generoso
no habrá vivido sus mejores recuerdos.
¡Si¡ Nosotros creímos…
Y la imagen doblegada
no puede ser la de nuestros hijos.
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