Desencanto




El tiempo

Miro sentada y perezosa,
desde el borde de la cama,
la caja que asoma a un lado del ropero.
Había guardado, más bien escondido,
despuntados, sin tapas, deshilado el contrafuerte…
Esos zapatos rojos de tacón, que tanto disfruté.
Los ponía con el rockabilly corto de lunares.
La del largo justo por encima de la rodilla
y el apretado lazo en la cintura
que le daba ese vuelo tan vivaz.
Me exponía, sentía
 las miradas atraídas o envidiadas.
En todo caso insensata,
con el recato y el rubor provinciano.
Con la mirada en el suelo,
 Inocente, esperaba que me recogieran.
Me había invitado al cine el “día de las Féminas”
En el Ideal….
El olor del tabaco y su achacosa tos
han roto la ensoñación.
Y la mirada baja que mantenía aun al pie de la cama
ve ahora los juanetes que tanto saben de tacones.

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