Redención



  Redención
Con el vaho delante por la helada
y la prisa de la hora de comer,
pasaba por el Mentirón hacia la Dipu.
 Liado en mis pensamientos topé sin querer
con la mano y su voz.
-"Una ayuda por favor"
Unas sobadas deportivas, vaqueros
 y un ¾ que colgaba desigual
con el apresto perdido hacía tiempo.
Llevaba con dignidad su pobreza.
-"Una ayuda" repitió.
Sin añadir excusa ni drama.
-"No tengo suelto… lo siento" contesté.
Asido a la disculpa de la hora de comer
¿Lo siento?... ¡Ruin!
 hui, pero poco, la verdad.
 A la altura de San Pedro me di la vuelta
por si le encontraba.
No estaba y una sombra oscura, profunda
cubrió mi corazón por ese miserable intento de redención.



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